En 2018 México
votó harto de un sistema corrupto, un país inseguro y una sociedad
tremendamente desigual. Se votó apabullantemente por la opción que entonces (y quizás
ahora también no veo porque no creerle al Universal que el presidente está a
tope de aprobación) la gran mayoría percibe como la mejor opción viable.
Los
primeros días de gobierno iniciaron con gran intensidad. El nuevo gobierno
encabezado por AMLO anunciando y llevando a cabo fuertes cambios, y los demás expresándonos
desde nuestros espacios. A poco más de 100 días, me atrevo a lanzar mi opinión
con respecto a lo que percibo como el bueno, el malo y el feo del nuevo
gobierno.
Juan de Dios
Sin duda
para mí lo mejor del nuevo gobierno es que está gobernando pensando en un sector
históricamente olvidado en México. Según cifra del CONEVAL (de 2016) 53.4
millones de mexicanos son pobres. El nuevo gobierno está gobernando pensando
en ese sector olvidado de la población muy probablemente porque Lopez Obrador lo
conoce perfectamente. Por ejemplo el deshacerse de lujos superfluos (aunque el
dichoso avión aún no se ha vendido) que solo señalaban la brecha entre los tocados
por alguna suerte de decreto divino y los otros 53.4 millones o el intentar
cerrar la brecha salarial son señales inequívoca de que el nuevo gobierno está
pensando en ese sector. Pensar en ese sector es
positivo ya que ningún gobierno anterior en muchos años lo ha hecho seriamente.
Desafortunadamente no es suficiente. Que se esté gobernando adecuadamente o no
para aliviar las carencias de este sector es debatible y si la política será
eficaz o no, lo sabremos con un poco más de tiempo.
Lorenzo
En mi opinión,
lo malo de este nuevo gobierno es que en su afán por concentrarse en ese sector
olvidado del país desdeña cualquier idea de “modernidad” que no esté alineada
con la suya propia. Ejemplos hay varios y el más visible y doloroso para muchos
de nosotros es la absurda cancelación del NAIM y la forma ridícula en la que se
le trasladó al ciudadano la responsabilidad por la decisión.
Igualmente
el gobierno demuestra desdeño por una política energética moderna. Desde mi opinión
las refinerías son necesarias, personalmente estoy a favor de su construcción y
modernización. Sin embargo esa política sin otra clara de transición a
renovables no va a solucionar un problema real que tenemos en México en materia
energética y ambiental.
En mi opinión
la “oposición” también comparte esta característica con el nuevo gobierno. Como
el dichoso tren no fue “idea suya” es una mala idea. La “modernidad” no está peleada
con la política medio ambiental. Hay que darle la bienvenida a ambas.
Victor
Lo feo desde
mi punto de vista son las formas y aquí la lista puede ser más larga que en los
puntos anteriores. Solo por poner algunos ejemplos. ¿Quién se aguanta aún las
conferencias diarias de López Obrador? Uf, van poco más de 100 días y su protagonismo
ya nos tiene agotados a varios. Si nadie duda que chambea. Quizás quien lo duda
es él mismo.
Recientemente
salen artículos de como López Obrador es meticuloso en gobernar para preservar
el poder. Y los autores se desgarran las vestiduras por ese hecho. Cómo si el
objetivo de cualquier político fuera otro. La función de utilidad que intentan
maximizan los políticos está dada en número de votos. Resulta que en las
democracias de Europa del Norte principalmente, el número de votos es una función
de alguna medida de “bienestar social”. ¡En México no! A esos 53.4 millones les
importa poco el “bienestar social” porque están demasiado ocupados tratando de
no pasar hambre. Cualquier político que quiera optimizar su función de utilidad debería
ser capaz de ver esto.
Y
nuevamente la “oposición” también contribuye con sus formas. Esa “oposición”
que le aprobó en segundos y sin mayores recomendaciones la Guardia Nacional al
nuevo gobierno. ¿Y qué hay de nosotros como sociedad que seguimos descalificándonos
unos a otros como chairos, dere-chairos y demás adjetivos que contribuyen a una
sociedad preocupantemente dividida?
Estudios futurológicos
Y ya para
terminar me voy a animar a dar un escenario posible (aún no me atrevo a ponerle
probabilidad) para el sistema político mexicano. El PRI no se recupera en los siguientes 3
años del golpe electoral del 2018. Los pocos que quedaban en el partido
terminan por abandonarlo. La mayoría se acomoda como un buen número de sus
predecesores en MORENA, algunos en el PAN, en otros partidos menores y el resto
de plano se va por la libre. MORENA
permanece en el poder gobernando ligeramente más a la izquierda que su
antecesor y extinto PRI por al menos 2 términos adicionales a Lopez Obrador
para después ceder el poder al longevo y resiliente PAN (o quizás a algún nuevo
partido). Los mexicanos después de 18 años seguimos preguntándonos cómo terminar
con la corrupción, inseguridad y desigualdad en nuestro país (que en realidad no es nuestro).